martes, 19 de marzo de 2013

Por esto amamos al ciclismo.


No es la primera vez que se habla de esto aquí, sin embargo, cuando hablas de este deporte no te queda otra que explicar una y otra vez el porque de seguirlo, de admirarlo o de defenderlo cuando se cae a cachos. A cualquiera que este fuera del mundillo le puede costar entenderlo, sin embargo, la Milan- San Remo de este Domingo pasará a la historia como uno de esos momentos a los que poca gente podrá negar admiración.

La nieve y el frió decidieron que este año nos teníamos que quedar sin Classicissima, sin embargo, la meteorología subestimó a quien se enfrentaba, obviando que la doble centena de ciclistas que ese día se habían subido a una bicicleta para completar casi trescientos kilómetros estan hechos de otra pasta. No fueron trescientos kilómetros, ni tampoco doscientos los que acabaron, sin embargo, fue una San Remo inolvidable que nos puso delante de nuestras narices los valores tan grandes sobre los que nos apoyamos cada vez que nos preguntan eso de que porque nos gusta este deporte.

Gerald Ciolek confirmó que aunque tarde, se esta acercando al nivel de ese joven alemán que se proclamó campeón del mundo sub23 en Salzburgo, consiguiendo su más importante victoria hasta la fecha, logrando además que un equipo africano ganase un Monumento, un hito más a la tarde. El caso es que el de Colonia supo administrarse y aprovechar su oportunidad; Siendo imposible pasar por el Passo Turchino y recorriendo  parte de la carrera en el autobús, mientras unos entraban en calor y pensaban si seguir o no en carrera, Ciolek se recostó en el sofá del MTN sabiendo que sus oportunidades subían con los cambios en el recorrido.



Cuando sales de nuevo a carrera, con las piernas otra vez frías y sabiendo que seguramente te quede una tortura por delante, la noticia de que gente como Boonen o Goss abandonan y tus posibilidades aumentaban otra vez debe de sentar bien. Eso tuvo que pensar el alemán cuando volvió a subirse en la bicicleta, sin embargo, por delante le quedaban los 125 kilómetros más difíciles de su vida, y pese a la gran cantidad de abandonos, aún tenía a bestias como Sagan o Cancellara en carrera.

Las imágenes previas a la parada sobrecojen, se hace difícil pensar que el cuerpo humano aguante unas condiciones tan extremas como las que vivieron los ciclistas el domingo. Imágenes que no hacen más que avalarnos la admiración que sentimos hacia estos personajes que, pese a todo lo que intenten ensuciar este deporte, siguen siendo auténticos superhéroes, imágenes que justifican y responden a los que no entienden porque nos quedamos horas delante de un televisor viendo tíos dar pedales.


En cuanto a la carrera, poco más podemos decir, cuando todo se juega en un sprint, es una lotería, esta vez, el favorito era quizás un poco más que nunca, pero tampoco podemos decir que a Sagan le peso demasiado la presión, porque no fue así. El eslovaco tiró del grupo "a cuchillo" cuando todos los demás sabían que darle un relevo era firmar su sentencia de muerte. Tuvimos el cara a cara deseado entre Cancellara y el de Cannondale, al que había puesto a parir durante toda la semana. Esta vez el suizo aprendió la lección y no repitió lo del año pasado, pero la suerte volvió a darle la espalda en meta, siendo un sprinter puro, quién nos lo iba a decir, el que se llevó el gato al agua.

Es una pena que los primeros kilometros de la Clásica de Primavera de este año no fuesen retransmitidos, sin embargo, conformándonos con los archivos que tenemos, debemos confirmar que, otra vez, sin ser la mas dura por recorrido, ni la más importante para el ciclista, la Milan - San Remo volvió a ser una de esas carreras que, sin saber muy bien porque, cada año que pasa vuelve a demostrarnos lo grande que es este deporte.



viernes, 15 de marzo de 2013

La Classicissima ya calienta motores.


Publicado en revistadesdelacuneta.com el 14 Marzo de 2013.


Con la temporada ya dejando de lado esa rampa de salida que han supuesto los días de competición que llevamos desde Enero, poco a poco nos vamos convenciendo de que sí, que otra vez tenemos cada fin de semana una carrera y que esto no para hasta Octubre.

Como viene siendo habitual, tras un fin de semana de bonitas clásicas en Italia, Niza y Tirreno abrieron el telón de todo lo que se nos viene encima a partir ahora; desde el barro y los adoquines en Roubaix o Flandes a los muros de Lieja y la Flecha Valona, todo sumado a pequeñas vueltas como País Vasco, Cataluña o Romandía que harán de previo a la primera grande de la temporada, el Giro.

Sin embargo, mucho antes de todo eso y también en Italia precisamente, como cada año, el tercer fin de semana de Marzo tenemos una de las grandes citas de nuestro deporte, Milano- San Remo.

Con las piernas todavía frías y los manguitos aún en el bolsillo del maillot, aunque apenas llevemos 2 meses de competición, ya tenemos el primer Monumento de la temporada. Recorriendo de norte a sur las dos ciudades que le dan nombre, cada año un puñado de ciclistas se vuelven a convertir en héroes para terminar los 290km que hacen de la Classicissima la carrera más larga del año.

Cualquier aficionado que se precie tiene grabado a fuego en su cabeza la grandeza de esta carrera, algo que a veces parece complicado de entender, pues San Remo no es la clásica más complicada ni la más espectacular, ni siquiera es la que más ansia ganar el ciclista, pero ahí esta. Sin embargo, fue en la Clásica de Primavera, como también es conocida, donde se fraguaron algunos de los mitos más importantes de este deporte. Fue aquí donde Coppi perdió el juicio y pensó que atacar a más de 200 kilómetros de meta le daría la victoria, era una locura, una salvajada, pero es lo que tienen los genios, que a veces ven en la enajenación de otros su propia lógica, y a Coppi, por supuesto, le salió bien.

Merckx en una de sus siete.


Otro que sabe y mucho de aventuras demenciales que acaban en victoria es El Caníbal, el que posiblemente haya sido el hombre más dominante encima de una bicicleta no dejó de lado nunca San Remo, donde Eddy Merckx necesita de las dos manos para contar sus triunfos, con hasta siete victorias que solo hacen más que demostrarnos a los que no tuvimos la suerte de vivirle que su domino es más abrumador incluso de lo que pinta su palmarés.


Sean Kelly, Fignon, Bugno, Chiappucci, Jalabert o Zabel, o Cipollini, o Bettini, Freire, Pettacchi y los aún estrellas Cancellara y Mark Cavendish, solo hay que echar una mirada por encima al palmarés. La Milano-San Remo es una grande hecha para los grandes, el abanico de posibilidades siempre en inmenso, se ha ganado al sprint y se ha ganado con escapada, siempre con un ritmo altísimo desde las primeras largas llanuras lombardas antes de llegar a las pequeñas tachuelitas que adornar el final del perfil.

 Sagan o Sagan.

Pero si hablamos de 2013, no nos es demasiado complicado establecer un favorito. Todo lo que no sea ver a Peter Sagan levantar los brazos en San Remo este domingo será una sorpresa mayúscula. Sin querer subestimar a los muchos y muy buenos rivales que el eslovaco tendrá, se hace difícil pensar que alguno de ellos pueda, a la hora de la verdad, plantar a cara al chaval. La carretera dictará como siempre, y siendo la Classicissima todo puede pasar, sin embargo la historia de ver al de Cannondale arrasar ya la hemos visto demasiadas veces, hasta 5 veces en este recién estrenado 2013, así que si es necesario establecer un ganador, dudo que alguien dentro del mundo de ciclismo este indeciso. Solo queda sentarse en el sofá y disfrutar.


miércoles, 13 de marzo de 2013

Este tiburón si que muerde.


Luchador constante, de no mirar atrás, un ciclista de los de antes, de otra época...; es difícil encontrar a un aficionado que no admire a Vincenzo Nibali. El italiano nos ha cautivado prácticamente siempre que se ha subido al sillín, pero la suerte, siempre esquiva, le ha impedido hasta ahora plasmar su aparente potencial en un palmarés que se queda algo corto para lo que ha podido ser.

Sin embargo, cuando todos le dabamos por perdido, cuando ya habíamos admitido que el de Messina nos entretendría siempre pero pocas veces le veríamos alzar los brazos en las grandes citas, Nibali se propuso a si mismo un plan de cambio,  2012 debía ser el año en el que el Tiburón volviese a ser el ciclista que amenazaba ser tras la temporada de 2010 cuando tras subir al podio del Giro se enfundó el primer maillot rojo de la historia en España.

Hizo explotar la Milan Sanremo para luego ver como Gerrans y Cancellara le pasaban en meta, en Lieja volvió a remar contra corriente para que Iglinskiy le dejara tirado a pocos kilómetros de meta. En definitiva Nibali volvía a levantarnos del sillón, volvía a ganarse la admiración de toda la afición, pero volvía a quedarse con la miel en los labios. Pero el italiano siguió con su calendario, por primera vez desde 2009, cuando aún era una promesa, acudiría en Julio a Francia a probar suerte.
La historia del Tour nos la conocemos todos, hubo un equipo dominante y dos ciclistas por encima de todos los demás, pero la Grande Boucle del 2012 también nos dejó al mejor Vincenzo Nibali que hemos visto en una grande, cuando nadie se fijaba demasiado en él, intentó ser una alternativa real a los Sky, levantándose de la bicicleta y lanzando palos cada vez que la carretera se empinaba. El premio fue el podium en Paris, el primero de los mortales que diría alguno, algo quizás insuficiente pero que encendía una llama de esperanza en el futuro del italiano que además, había anunciado que dejaría Liquigas a final de temporada para probar fortuna en Astana.

Tras un final de temporada en el que paso inadvertido, Nibali se concentró en que su cambió de equipo provocase también un cambio de suerte y se presentó en San Luis con ánimos totalmente renovados. Aunque tanto en Argentina como en Omán no destacó demasiado, las piernas parecían responder bien, y tras un par de semanas de descanso, Tirreno- Adriático italiana sería una gran ocasión para observar al nuevo Nibali de cerca. Con Contador, Froome, Cavendish o Sagan acaparando todos los focos, el italiano pasó un par de días tranquilos hasta que llegó su terreno, donde pudo dar al fin un golpe sobre la mesa. Ya en Prati di Tivo, mientras la batalla Froome- Contador se llevaba los titulares, el Siciliano llegaba 3º, delante incluso del pinteño, quedando intactas sus posibilidades en la general.

Aunque la 5ª etapa fue algo más complicada para él, sin poder llegar con el grupo principal, Nibali se guardaba una jugada ganadora para el día siguiente; En una etapa sobre la que han corrido ríos de tinta, de las más duras que se recuerdan en los últimos tiempos, después de ver retorcerse e incluso bajarse de la bicicleta a medio pelotón, Nibali se la jugó con una de sus grandes bazas, algo en lo que poca gente puede superarle;  el descenso. Con el barro manchando sus nuevos colores azul celeste, tras superar el martirio que supuso la cota Sant'Elpidio, el Tiburón se lanzó para abajo sin importarle lo que pasase por atrás. Solo Sagan, viejo conocido, y Purito pudieron seguirle y completar con él los poco más de diez kilómetros que quedaban por delante. La etapa estaba clara y la bestia eslovaca se llevó un sprint que nadie se atrevió a disputarle, pero de azul del líder se ponía el de Messina. 


Los 9 km de contrarreloj de la última etapa no fueron problema y el colchón de segundos con Froome resultó suficiente para un Vincenzo Nibali que consigue así su primera victoria de la temporada, revalidando el tridente que ganó el pasado año, este, sin embargo, parece valer más. Quizás sea por ser su primera victoria con los kazajos, quizás porque los rivales eran los mejores ciclistas del mundo, o quizás simplemente porque esta vez si parece que Nibali va en serio, que aún le quedan muchas grandes carreras en las piernas, esta vez el Tiburón si que muerde.