martes, 9 de abril de 2013

Sigue siendo el rey.


Fabian Cancellara ya no es el mismo. Se le empieza a notar la edad. No tiene las mismas piernas que siempre... Estas y otras afirmaciones han sido las que hemos tenido que aguantar durante el último año. Las habladurías te hacen dudar, si puede ser que Cancellara haya bajado el nivel, que ya no sea el mismo que reventaba a sus rivales a base de cadencia y potencia. Sin embargo, cuando llegan los días de carreras importantes, los rumores se quedan en precisamente eso, en estúpidos rumores, pues en este último mes el de Berna ha vuelto a demostrarnos que sus hazañas quedarán inscritas hasta mucho después de que él decida colgar la bicicleta.

El "Expreso de Berna" volvió a hacer un favor a las casas de apuestas este Domingo, llevándose a casa su 3er adoquín, algo que, aunque teniendo en Boonen al dominador de la carrera aún en activo, pueda parecer secundario, observando el palmarés de la ronda francesa cobra carácter de leyenda.
Esta vez le costó más que normalmente, con más de un imprevisto en forma de cortes y consiguientes arreones para coger al grupo principal, Cancellara tardó más de lo habitual en romper la carrera, pero cuando lo hizo paso lo de casi siempre, prácticamente nadie le pudo seguir. Esta vez no fue ni Sagan ni Boonen, los dos en casa, tampoco Chavanel o Flecha, que volvieron a ver el sillín del de Radioshack alejarse desde atrás, únicamente Stybar, tirando de casta pudo mantener la estela del suizo durante algunos kilómetros. A partir de ahí empezaba la contrarreloj que sobre el papel dejaría la Roubaix fácil para 'Espartaco'.

Sin embargo, benditos imprevistos, otro invitado sorpresa, Sep Vanmarcke, que venía de la fuga vio como una caída eliminaba a Stybar y se ató a la Trek del de Berna que no soltaría hasta meta. Allí, bajo el mítico encuadre que suponía el velódromo André Pétrieux, el belga no se arrugó, pese a sus 24 añitos se atrevió a comenzar el sprint con aún varios metros a meta, quizá fue demasiado pronto, esta vez pudo más la cabeza que las piernas y Fabian Cancellara, que en experiencia no le van a pillar, se colocó por delante justo antes de cruzar la línea final.

"La batalla más dura que he librado encima de una bicicleta" , así definió su día el suizo, palabras que pese a honrar a su compañero de duelo final, no debieron servirle demasiado al de Blanco a juzgar por sus lágrimas tras la ceremonia de podium. A Sep Vanmarcke le quedarán, seguro, muchas oportunidades como estas, pero de momento, se tendrá que conformar con poder contar a sus nietos que, un día, quedó segundo en Roubaix tras Fabian Cancellara. El primero de los mortales que dirían algunos.

Y así, tras hacerlo en 2010, Cancellara sale de la primera parte de la temporada con el triplete de E3, Flandes y Roubaix, algo que nos suena a típico bajo el nombre de este ciclista, pero que convendría no olvidar cada vez que, tras algunos meses sin cantar victoria, nos atrevamos a decir que está acabado. Fabian Cancellara es historia viva, a veces descuartizará a sus rivales de forma más explosiva, como bien sabe Peter Sagan tras esa última ascensión al Pattenberg hace dos semanas. Otros como Vanmarcke tendrán más "suerte" y aguantarán al suizo hasta los últimos metros, pero al final el resultado suele ser el mismo: 'Spartacus' levantando los brazos y el segundo, unas veces de forma metafórica y otras tan literales como el belga de Blanco este domingo, llorando a lágrima viva.


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