domingo, 30 de septiembre de 2012

Un futuro demasiado incierto.



 Publicado en Revista Desde la Cuneta el 21/09/2012
Somos un gran país en ciclismo de élite. De eso no hay duda. Algunos de nuestros corredores son de los mejores ciclistas del mundo, copando las listas de favoritos de las grandes carreras internacionales encontramos una cantidad importante de nombres nacionales. Todos disfrutamos con las grandes vueltas de Contador, la lucha de Joaquím Rodríguez allá por donde va, la clase de Alejandro Valverde o el ímpetu de Samuel Sánchez. Quizás el ciudadano de a pie pensará por tanto, y con razón, que somos una de las naciones punteras en este deporte. Pero se equivocan, la cruda realidad es que el ciclismo base en este país está en un estado más que lamentable.
 
La verdad es que el futuro asusta, disfrutamos con los éxitos de los mayores y quizás eso nos impide alarmarnos demasiado con lo que se nos puede venir encima. ¿La causa? Lo de siempre, el dinero.
 
Cada vez son menos los patrocinadores que confían en el ciclismo base, apostando únicamente en carreras que cuenten con los grandes del pelotón y, por tanto, las pruebas de renombre de nuestro calendario amateur languidecen ante las adversidades. La caída más dura fue la de el Circuito Montañés, mítica en sus días de gloria, con protagonistas que marcan el ritmo del ciclismo actual. Los Gesink, Mollema, Castroviejo, Duarte o Van Garderen del futuro no tendrán la oportunidad que sí disfrutaron sus mayores. Hablando de nombres foráneos no es un problema demasiado importante, pero cuando nos referimos a los nacionales si se plantea una difícil situación al no tener nuestros corredores carreras en su propio territorio y ser excesivamente costoso viajar al extranjero a competir. Otras pruebas como el Cinturó de l'Empordá también se hundieron y son pocas las que, como la Vuelta a León, se mantienen en pie.
  
Estos casos nos dejan en situaciones que rozan lo embarazoso en ocasiones como los Mundiales Sub23. La prueba en ruta, que se celebrará dentro de pocas horas y que solo contará con uno de los nuestros, uno de los mejores países del mundo en este deporte únicamente podrá conformarse con la representación de Carlos Verona. La falta de puntos de nuestros corredores, que se debe casi en su totalidad a la escasez de oportunidades que tienen de viajar al extranjero nos da únicamente una plaza para la prueba en ruta y dos para la de contrarreloj. El propio Verona nos señalaba que "la reducción de pruebas UCI, sobre todo las 2.2, del calendario nacional es la culpable de este hecho", poco más tenemos que decir si observamos que hasta los más privilegiados se sienten ultrajados por la actual situación.

Verona fue nuestro único representante sub23 en Limburgo

 
Nuestro ciclismo está ardiendo desde abajo y poco a poco se consume, por los éxitos de los élite no nos damos cuenta de esta situación, quizás ya sea demasiado tarde y tendremos una generación perdida, pero habrá que confiar y dar un giro radical para solucionar el problema si no queremos que los posibles Freire, Contador o Valverde del mañana se queden atascados en su progresión y tengamos que tirar de archivo para ver a un corredor nacional levantando los brazos.

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