
Bradley pasó una niñez solitaria, pero siempre acompañado de su bicicleta y el ciclismo, del que comenzó a obsesionarse a los 10 años, le encantaba el individualismo que destilaba este deporte, pero además le encantaba el boxeo y el rugby, aficiones que tomó de su abuelo, uno de sus máximos referentes masculinos. Fuera del deporte, Brad comenzó a salir con bandas mod y rasta del barrio de Candem, con los que compartía otra de sus pasiones, la música; desde que su tío le enseñó a The Kinks, Wiggins no ha parado de coleccionar discos de sus artistas favoritos desde The Who hasta Paul Weller pasando por The Smiths. La de coleccionista es otra de las facetas de Bradley, que tiene en su haber más de 30 guitarras y otras tantas motos Vespa y Lambretta, iconos 'mod' por excelencia.

Sin embargo, la pista no le daba el suficiente dinero para llevar la vida que cabe esperar de un campeón olímpico, a pesar de comprarse una granja en Ecclestone (entre Liverpool y Manchester) para vivir con su mujer Catherine (casados en 2004) y sus dos hijos, Wiggo comezó a tener serios problemas con el alcohol, llegando a considerarse un auténtico alcohólico, al igual que lo fue su padre. Fue a partir de su éxito en Pekín cuando Brad se replanteó su vida y se marcó un nuevo objetivo, ganar el Tour de Francia.
El reto se antojaba muy complicado, pero Wiggins perdió más de 10 kilos y comenzó a subir mejor, en 2009, ya en el Garmin-Slipstream presentó sus credenciales, quedando a un paso del podio (4º) tras demostrar un gran aguante en la montaña y un buen rendimiento en contrarreloj. Ese año, en una fiesta de celebración del Tour, Cadel Evans se le acercó y le dijo "Eh, Brad, todos piensas que te dopas pero yo confío en tí, Enhorabuena", Wiggo quedó muy sorprendido y dolido, desde ahí hace públicos todos sus análisis y se muestra ofendido cuando le preguntan por el dopaje, llegando a escribir una carta abierta explicando porque no se dopa. (Puedes leerla aquí, en inglés)
Sin embargo, tras fichar por Sky y llegar como líder de equipo en 2010, su puesto final, el vigésimo cuarto fue una gran decepción que sumado a su caída y abandono en la ronda de 2011 nos llevaba a pensar que lo de 2009 fue producto de la casualidad. Nada más lejos de la realidad, tras un año repleto de entrenamientos en Tenerife acumulando metros de ascenso y un meticuloso calendario (ganando todo lo que disputó) Brad se presentaba en la salida del Tour como el máximo favorito y un "súperequipo" a su espalda, esta vez no falló y el chaval que deambulaba a la última moda 'mod' en los 80 por Londres se convertía en el primer inglés en ganar un Tour de Francia.
No ha sido una vida demasiado fácil para Bradley Wiggins, un personaje algo curioso en el mundo del ciclismo y un campeón del Tour con todas las de la ley.
Alberto de Santos.
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